domingo, 25 de septiembre de 2011

El cometa Elenin no destruirá mañana la Tierra

Se acerca a la Tierra a casi 90.000 km. por hora y su máxima aproximación a nuestro planeta se producirá el próximo 16 de octubre. Según algunos, sin embargo, varias semanas antes de ese día el cometa Elenin (cuya designación oficial es C/2010 X1) sembrará en nuestro mundo una oleada de muerte y destrucción como no se ha conocido hasta ahora. Erupciones masivas, grandes terremotos, tsunamis, tormentas solares catastróficas, inversión magnética de los polos y todo un rosario de desastres de una intensidad jamás vista por el hombre. Será entre el 26 y el 27 de este mismo mes de septiembre.

El motivo de tanta destrucción, según quienes alimentan la idea, sería que, precisamente durante esos días, el cometa estará alineado con la Tierra y el Sol. Lo cual, para entendernos, significa que se podría trazar una línea recta que tocara a la vez los tres cuerpos celestes. Y resulta las dos últimas veces que esa alineación se produjo coincidió con los terremotos de Chile (el 27 de febrero de 2010) y de Japón (el 11 de marzo de 2011).

Algunos "científicos" (entre ellos un tal Mensur Omerbashib) rizan el rizo y se afanan por completar esa lista de alineaciones astronómicas desastrosas. Y han encontrado que todas ellas, cuando se producen, coinciden con seismos de magnitud superior a 6.

Omerbashib sostiene que, a pesar de su reducido tamaño (en comparación con un planeta), el potencial destructivo de los cometas (y otros objetos celestes) cuando están alineados con otros mundos se debe a "un fenómeno de magnificación de la resonancia" que él mismo ha descrito y que ha llegado a presentar ante los expertos de la Universidad de Cornell. Sin mucho éxito, por cierto.

Para completar el panorama, otros han querido ver en este cometa a Niburu, el oscuro y desconocido "planeta X" del Sistema Solar, un mundo misterioso que sólo pasa cerca de nosotros cada muchos miles de años, causando inexorablemente grandes desastres y extinciones masivas. O afirman que, incluso, podría tratarse de una supuesta compañera estelar del Sol (una pequeña enana marrón) una estrella que no brilla (y que no se ha descubierto) pero cuya enorme masa, varias veces la de Júpiter, la convertiría en un auténtico heraldo de la destrucción.

Todo empezó hace unos meses, cuando un internauta, jugueteando con un programa didáctico del Jet Propulsion Laboratory, de la NASA, que permite trazar un esquema de las órbitas de los objetos y planetas conocidos, se fijó en que, precisamente en los días en que la posición del Elenin se alineaba con las de la Tierra y el Sol se produjeron los dos terremotos de Chile y Japón.

Durante la primera alineación (la del 27 de febrero de 2010) el Elenin se encontraba a unos 630 millones de km. de la Tierra. Durante la segunda (el 11 de marzo de este año), había reducido esa distancia a la mitad (cerca de 300 millones de km), lo que explicaría que el terremoto de Japón fuera mucho más destructivo que el de Chile.
Una llamada a la calma



¿Que será capaz de hacer el Elenin durante la siguiente alineación, la del 26- 27 de este mes, cuando solo esté a unos 50 millones de km de distancia? Con estas premisas y tal y como ha sucedido en otras ocasiones, la historia corrió como un reguero de pólvora a través de internet y las redes sociales. Y una nube de "expertos" se han ido sumando a los foros virtuales con nuevos datos y "cálculos científicos" que demuestran lo inevitable de la catástrofe.

A medida que pasan las semanas y el d"día D" se aproxima, las historias se multiplican y se mezclan unas con otras: La NASA sabe lo que va a suceder y lo oculta; varios astrónomos que querían revelar la verdad han muerto en un espacio de pocos días víctimas de una rara enfermedad; el cometa no es más que la avanzadilla de una invasión extraterrestre que se oculta tras su estela... Las hay para todos los gustos.

Ante esta situación, la NASA emitió a mediados de agosto un comunicado llamando a la calma y explicando que nada de eso va a suceder. El cometa sólo tiene 3,5 km. de diámetro y es demasiado insignificante como para alterar la órbita de un planeta o para remover las placas tectónicas de la Tierra y causar terremotos. Además, durante su máxima aproximación el Elenin estará a más de 35 millones de km. de distancia, 92 veces la que nos separa de la Luna y casi la misma que hay entre la Tierra y Venus.

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